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Cartas desde mi celda

Desahogos varios

"Si quieres..."

"Si quieres..." “Si quieres, haz esto”. “Esto” es un marrón; algo de lo que deberíamos ocuparnos pero no queremos, así que con esta fórmula le pasamos la pelota a otro -como quien no quiere la cosa- para que se quede en su tejado. Bien hecho. A partir de este momento, las consecuencias que se deriven de la decisión tomada –hacer o no hacer- ya no recaerán en nosotros, sino en la persona que “si quiere” puede hacerlo. Y siempre, siempre, el sugerido “esto” es algo que hay que hacer, “quieras o no quieras”. Ahora el pobre desgraciado/a no podrá devolverlo porque se sentirá comprometido, ya que quien se lo ha pasado –normalmente, un superior incompetente como tú- le ha “hecho el favor” de permitirle tomar una decisión.

Extraído del coleccionable por fascículos “Psicología Barata de las Organizaciones”

No hay camino para la paz, la paz es el camino

No hay camino para la paz, la paz es el camino No tengo palabras

Idiota

Siempre que te ilusionas con la buena marcha de algo, tiene que pasar alguna cosa que lo eche a perder. Ayer, poco antes de salir del curro, se me ocurrió una historia para escribir un cuento, e incluso escribí un par de párrafos que me gustaron mucho, así que lo guardé y me lo envié por e-mail para bajármelo en casa y continuar. Suelo borrar los archivos de las cosas que escribo porque me da un poco de grima que estén en un disco duro ajeno, así que después de enviármelo y comprobar que había llegado bien lo borré del disco duro y de la papelera de reciclaje. Ayer no me conecté desde casa, pero hoy me he bajado el archivo en el curro para volver a leer lo que escribí y pensar cómo podría continuar y compruebo con horror que el archivo que me envié, aunque tenía un nombre parecido, no era el del cuento. Y claro, como no dejé ni rastro de los archivos de marras, me he quedado con cara de idiota maldiciéndome por dentro. Podría escribirlo de nuevo, pero me he quedado tan chafada que se me han quitado las ganas. En fin, a ver si luego me animo… ¡snif!

Tonto es el que dice tonterías

A veces me entran ganas de echar mano al cuello de alguna de mis “compañeras”. No sólo pasan de todo cuando se van los jefes a comer, sino que no dejan trabajar con sus grititos y chorradas de crías de 14 años. El cachondeito en el curro mola y va genial para desestresarse, pero la estupidez de algunos pensamientos “profundos” y las “gracias” de ciertas personas dan vergüenza ajena.