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Cartas desde mi celda

No voy a parar hasta que lo consiga

Este finde volví a fracasar en mi intento de no fumar. En mi caso, sé de sobra que es una cuestión de cambio de hábitos ante ciertas situaciones y personas. Lo sé porque lo he conseguido a medias. Ya no fumo en el trabajo, ni en casa. Me paso casi todos los días laborables sin fumar. Pero es salir de fiesta o estar con gente que fuma y descontrolarme de mala manera. Quizá me pasa porque soy demasiado permisiva al pensar que como fumo mucho menos que antes no pasa nada, casi que me lo he ganado, y no me gusta. Me gustaría en algún momento poder decir que soy definitivamente ex fumadora, sin medias tintas.

¿Por qué?

No me gustan los comienzos, pero en algún momento se empieza a escribir, a conocer a una persona o a montar una casa. En cualquier caso, siempre es mejor que terminar.

Normalmente se llama trabajo, pero con frecuencia mi prisión también se encuentra en mi cabeza o mis sentimientos, y a veces siento que necesito desahogarme de alguna manera. Quizá por eso he creado este rincón.

Adiós, Navidad... (por fin)

Mi barriga ya no puede más, y entre tanto desplazamiento de aquí para allá echábamos en falta una tarde de esas tranquilas, sin plan ni ganas de salir de casa.

Por fin terminó la época de atracones y despilfarro. Aunque total, para que luego sigamos gastando influidos por una palabra que parece ser mágica. Rebajas. Nosotros quizá nos demos este fin de semana los regalos del día 6. Es lo mismo, pero después de las rebajas. Total, ya somos mayorcitos para creer en los Reyes Magos, y la economía es más importante que una fecha establecida por narices para hacer regalos.

Ayer entró un nuevo cacharrito en casa, un portátil. Tiene unos cuantos años y un procesador que ahora da risa. Pero yo lo quería para pasar mis apuntes, escribir mis cosas y jugar al Tetris, así que cuando ha tenido oportunidad, Keko me ha conseguido uno, y estoy flipadísima con él. Me da igual que vaya lento y sea antiguo, para mí es una pasada tener un ordenador que puedo ponerme sobre las piernas mientras estoy sentada en el sofá, porque yo sólo lo quiero para escribir.