Fumar hace amigos
Ahí está el primero. Allí están todos. Aparece uno y avisa a los demás de que llegó el momento. La euforia por el inminente piti les hace a todos llevarse supergenial, y sentirse superespeciales por la cosa tan guay que van a hacer. Son los colegas que hablan de sus cositas, de buen rollito, mientras se dan fuego y chupan del cilindrín con esa expresión de inteligencia, de madurez, que sólo ellos tienen el privilegio de tener porque hacen eso tan maduro de echar humo y meterse veneno por la boca. Los que mientras hablan ponen la muñeca así o asá para coger el piti de la manera más interesante. Cómo mola tener amiguitos para fumar con ellos
En el trabajo -hablo de mi experiencia-, los que fumamos tenemos un especial apego hacia los compañeros fumadores, quizá porque nos puede hacer falta en cualquier momento un cigarrito, o que nos den fuego, o simplemente que no nos pongan cara de asco mientras fumamos. Yo ya no entro en este círculo de humo, pero lo describo de esta manera porque he sentido algo así cuando pertenecía a él, y aunque sigo siendo fumadora más ocasional que antes, pero fumadora-, no me interesan ese tipo de amistades porque cuando dejé de fumar en el trabajo y me pedían fuego o un cigarro, se alejaban de mí en cuanto les decía que no llevaba. Lo peor es que nunca más les interesó llamarme para subir a tomar un café. Es como si los fumadores necesitáramos protegernos del rechazo hacia el tabaco agrupándonos para fumar y no tener la necesidad de justificar por qué hacemos esta tontería. Que quede claro que es sólo mi opinión y mi experiencia.
En el trabajo -hablo de mi experiencia-, los que fumamos tenemos un especial apego hacia los compañeros fumadores, quizá porque nos puede hacer falta en cualquier momento un cigarrito, o que nos den fuego, o simplemente que no nos pongan cara de asco mientras fumamos. Yo ya no entro en este círculo de humo, pero lo describo de esta manera porque he sentido algo así cuando pertenecía a él, y aunque sigo siendo fumadora más ocasional que antes, pero fumadora-, no me interesan ese tipo de amistades porque cuando dejé de fumar en el trabajo y me pedían fuego o un cigarro, se alejaban de mí en cuanto les decía que no llevaba. Lo peor es que nunca más les interesó llamarme para subir a tomar un café. Es como si los fumadores necesitáramos protegernos del rechazo hacia el tabaco agrupándonos para fumar y no tener la necesidad de justificar por qué hacemos esta tontería. Que quede claro que es sólo mi opinión y mi experiencia.
4 comentarios
Carol -
Un saludo
Cartas desde mi celda -
Visto desde dentro es totalmente distinto, pero ahora que estoy intentando distanciarme del tabaco las cosas se ven de otra manera.
Un saludo.
xolotl -
Tata -